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lunes, 29 de marzo de 2010

La Amistad

Hola queridos lectores, se han dado cuenta alguna vez lo bueno que son las amistades cuando uno esta mal.
Ultimamente he pasado etapas no muy agradables en mi vida y que han dolido y lastimado un poco, pero las amistades y los verdaderos amigos, eso en los cuales puedes confiar en todo son los que han sacado adelante.
Hoy la verdad no me sentía de animo, ayer tampoco, la verdad que tal vez hace una semana y todo esto me afectado bastante, pero anoche estuve conversando hasta altas horas con una amiga y me ha hecho mucho bien.

El consejo de hoy es que cuando hay problemas no se cierren en si mismo, busquen hablar y desahogar sus penas y va a ser lo mejor para ustedes y las demás personas que los rodean.

No busquen aquellos amigos que sean negativos para los problemas, ni tan positivos, busquen aquellos que para hablar sean realistas, esos si los ayudaran.

Es mi consejo para hoy.

domingo, 21 de marzo de 2010

Momentos con mi pareja en boca de cufre


Soledad Delgado










Puerto - Muelle - Sobre Arroyo Cufré - Boca del Cufre



sábado, 20 de marzo de 2010

Apuntes

Realizando un poco de tareas extraordinarias y fuera de mi alcance queda la idea de este mes publicar algo interesante por motivo de poca inspiración.

No hay Baile en la Luna

Confirmado por motivos ajenos a nuestro alcanze esta noche no se realizara baile en la luna, perdonen las molestias ocasionadas y desde ya muchas gracias.

miércoles, 10 de marzo de 2010

La Luna Ecilda Paullier Sabado 13 de Marzo

Este próximo sábado 13 de marzo reabre la luna, el boliche bailable de Ecilda Paullier en el que se esta apostando día a día para que salga hacia adelante. Ha llevado mucho trabajo pero también cabe decir que de apoco se va a ir levantando.

Este sábado dispondremos de mucha mas seguridad para el evento y muchas mas bebidas je je.

Bueno esperando que todo funcione muy bien esta vuelta en La Luunna dijera nuestro amigo Alberto Rodriguez. Gracias a Luis Gracia que a hecho este grandioso emprendimiento.

Recortes de todas partes

No sé qué sentirá, mamá. Me preocupa adivinar que estará ahí, en esas fotografías añejas del mundo que dejó atrás para morder polvo en una ciudad de nadie. Que se quedará ahí para siempre, por mucho que me pese. A veces hasta he deseado que no exista la magia de la cámara. El lente preciso que me hace dudar de esos suspiros capturados, y él reía tanto, y él fumaba tanto. Y el queríala tanto.

Me mata -me mata, madre, escúcheme- que la cuerda no esté rota del todo; que la hilación siga siendo un estribo tenue del que pueda tirar cuando le venga en gana, y entonces pase lo que siempre pensé que pasaría. Veintidós años es mucho. No sé qué sentirá, no sé a dónde va a correr cuando le lancen bosquejos de este caos tan mío, tan arraigado. No sé por qué lloro, no sé por qué he tenido la cobardía de registrarle el cofre y leer los poemas que nunca serán para mí. Que escribiría acaso con tanta devoción a su musa, y yo sin un dibujo siquiera de su puño, un algo que signifique más tal vez que cuatrocientas lunas empapadas de patria extraña.
Es un miedo infernal, madre: verme amortajada en la plegaria eterna a la que este frío me condena; y a él le gusta tanto el tiempo pero yo no lo soporto, por tanto que le callo, por tanto que le adoro. Le enloquece el noviembre, los meses gélidos como el carajo. Y me he quedado a joder la primavera por verlo sonreír. Te digo que es lo crucial en mi vida,
Será un jamais vú. Será un jamás tú. Será, al fin de cuentas, y nunca dejará de ser.
Chingar su madre, Mor. Sírveme otra copa, que el vino cura las heridas y lava las plegarias: vamos hablándonos serio. Ella me dejó y yo me quedé perplejo. Se me fueron los pies, empecé a reptar en vez de respirar, y saberla en los brazos de otro me quebró las alas de una vez y para siempre.
Entonces la encontré a aquella. Tan limpia, tan sana, tan frágil; y la abracé, y suspiré: estábamos llenos de costras y moretones. Pero supo darme el brazo, y yo supe darle corazón.
Aquella estaba herida, como yo. Aquella tenía un él, como yo tenía una ella. Yo la olvidé, claro, y aquella lo olvidó, supuse. Pero ya decía yo. Aquel nunca lo olvidó. Y aquel ríe cuando aquella está trabajando, o cuando me muerde la mejilla por equivocación, o cuando se me cae la colilla del cigarrillo y ella me enciende uno nuevo. Se ríe, hombre, y debería molerle la cara a puteadas; pero me lo callo y le sonrío a mi aquella. Respiro y me lo callo: va a pasar, un día esto va a pasarnos volando y voy a morderme la lengua.
Si seré un chilletas, cabrón. Sácame otro trago. No vamos a discutir por trivialidades; así son las mujeres como ella, tan neoliberales y tan ingenuas. Alguien tiene que decirle que joder no es cosa del otro día. Que la cortesía no va a darnos de comer, que beberme el mundo en una botella de whisky me va a salvar de el terrible sino de su pretensión. Que soy un hombre de hojalata, que es una mujer de (h)oz. Que qué le voy a hacer.
Y me come el seso, hombre, que ni con cuarenta tragos me va a quitar que soy el entremès de sus días. Y eso, ¿con qué se come?...
Es probable. La mayoría del tiempo usted habla de las probabilidades que hay de que esto o aquello ocurra. La mayoría del tiempo usted se equivoca: como si pudiera sortear el tiempo con sus tontos juegos de azar.
Y me enferma. Me enferma que se juegue la vida a perfectas estadìsticas, porque sabe que no ocurrirà; que por màs que apriete los puños, la vida no es una tòmbola, un suspiro no es un ocèano. Y no hay colectivo que nos lleve a recuperar la cordura: admìtalo, estamos insanos, la vida se nos va. Lance pues la ùltima moneda, y vamos a ver quièn tiene la razòn.
Gritar o callar, escribir o leer, llorar o reír. Siesta o insomnio. Dejar ser o dejar pasar, saltar o ser saltado, pisar o ser pisoteado. Pensar o vegetar.
Qué iba a saber yo. Qué iba a saber la gente. Si lo valioso del mundo era la música, qué carajo ahora: vamos a perdernos en el sino, Mor. Vamos armando el equipaje. Jale o empuje: vámonos Yafet, que también tú vienes con nosotros, que la incertidumbre nunca fue buen guía, pero tus extranjerismos, pero tu sensei de alta marea.
Pero Semit, cuánto tiempo he de decirle que no tenemos tiempo. Nos deja el avión. Siempre igual de despistado. Voy a tener que enseñarle que el tiempo es asunto serio y usted lo gasta en trivialidades. Siempre he confiado en mi reloj de pulsera, Semit, y ahora usted...
Vámonos, Mor, alcánzeme otro cigarrillo. Los adultos dicen que es la última noche del verano; yo sigo pensando que el invierno no deja de joder con su acechanza.
Dura lex, sed lex. Me voy, nos vamos: Abríguense los ojos, que no los vean pasando.
Ya no te apures, mujer, nos vas a hacer un cráter en el living. Sé que estuviste esperando por tanto; vamos, esto es un vicio: deja de buscarle preguntas a las respuestas. Yo también los he escuchado decirte que ya nada es igual. Y ¿sabes? Lo peor de todo es que se equivocan: ahora todo vuelve a ser igual. Esto no es un buffet de apocalipsis, hay uno solo y se llama invierno químico.
Vamos, agárrate de mis hombros, estás muy débil. No te lo pregunté, ¿estás fumando de nuevo? Todavía tienes las cicatrices de la ceniza en tu brazo, a veces pienso que estás bordada en ceniza y humo, como las volutas que a veces empiezan a mirarme por debajo de las cornisas. Eso es, clávame bien las uñas: ahora o nunca, mujer; necesito sentir que estás viva y te guardamos para rato.
No, yo tampoco sé a dónde te llevo. No me importa que se te ponga la carne de gallina como cuando aquel sujeto te muerde el omóplato; este es un erizar que no suspira, este es un suspiro que no eriza.
Otra vez dormida. Otra vez perdida. Papá se preguntará qué va a hacer contigo. Yo me preguntaré qué harás conmigo. Otra vez dormida, otra vez pintando pesadillas de arcoiris. Deja de hacerlo tan difícil: todos te buscan y tú no te cansas de ser encontrada. Prototipo exacto que todos quisieran romper. Déjate de paradigmas por una vez y despierta, despierta que amanece.
Me urge que amanezca, mujer. Me urge tener otra sonrisa qué inventarte, otro autismo qué arañarte. Me urge que despiertes y te vistas, me urge que me cuentes que se le acabó lo lunático, que una medusa se le rebeló en los sesos, que el verde del óleo ya no es verde en tu cabeza, sino un ámbar casi degradado, que se invierte a merced y se derrama por romper con esa la blancura insignificante del pobre guiñapo.
Ven y cuéntame, quién y cómo, cuándo y por qué. El tornasol de los días que se convierte en una apesumbrada bola de nieve, las luciérnagas que nunca has visto en la vida, los sueños que no has tenido y que recuerdas como si huieras estado en ellos. Las fumadas que se te escaparon, las mordidas al betabel, los lentes que dejaste en el olvido junto con un pedazo de semilla que casi es un bosque.
Despierta, nos estamos yendo. No te aferres, carajo. Vámonos de una vez y para siempre, vámonos y que todos sepan que te has ido, que todo el mundo grite que eres libre. Vámonos, mujer: yo soy ese hombre que llenaste la boca de viajes, yo soy un mínimo de lo que creaste, yo soy la libertad que no has probado, yo soy tu solsticio en media noche. Yo voy a oxidarte las cadenas, masticarme tus grilletes. Yo voy a dibujar tus nuevos pasos.
Despierta. Despierta, mi luna, que es hora de dormir.
¿No te pasa que perdès el corazón?
Me bajé del escenario, niña. Apenas me alcanzó un soplo para cantarte la de siempre, la que tanto te gustaba escuchar cuando poníamos a secar los pies a la chimenea. Yo era un pobre diablo, tú una provinciana de pinta.
Me bajé del escenario, y perdí el corazón. Abajo me quedaste tú y una botella de tequila, otra de ron. Una cerveza, dos cervezas calientes más tarde. Hay respuestas: tú cerraste entonces, pero yo tenía la llave. Sabes que estoy borracho, que no soporto tu instinto a las lechugas, que en cualquier momento vengo y te como el alma. Te devoro, pueblerina, y ¿qué vas a hacer contra eso?
Me bajé del escenario, y te imaginas acaso lo necesario que es sacarse los ojos cuando todo el mundo se ha dado cuenta que ésa mi mujer es imagen divergente de hoy a siempre. Pobre intermitente, me gritan desde la barra. Y a arañar más fuerte los acordes, a desnudar de un grito el desarme digital. Me bajé del escenario, me subí al avión. Quién sabe a dónde voy a parar: este viaje es mejor hacerlo solo, canté por última vez. Te llevo en las maletas y en la partición del imperativo. Te llevo guardada en una fotografía a ciegas, en tu suburbana tempestad, en los tornillos y las tuercas. Te llevo bien doblada en mi cartera, así las promesas se cumplen, y quién sabe. Tal vez volvamos a encontrarnos, tal vez empecemos a vivir.
Pero una vez más, niña: ¿No te pasa que perdés el corazón?
Hace tanto tiempo, Yafet. La crònica sigue escribièndose en ese viejo diario que dejè guardado debajo de la cama.
Fue difìcil hacerte hablar, porque eras inamovible. Pasear por entre las sortijas del parque casi nos causa la muerte instantànea. Hacìa un frìo de los que calan en la carne: tù abriste el corazòn y yo abrì las piernas.
Pero nos comiò la vida. Esto era un idilio de aquellos que los griegos describìan en sus historietas mìticas. Esto significaba el degradè de siglos, de ocèanos, de alturas. De voces, de mareas y segunderos que esperaban decirnos adiòs.
Fallaste, Yafet, fallamos. No es sano: ahora estaràs acaso contando los arbustos junto a una esperanza diligente. Y yo sentada aquì, hombre, esperando la hora. Han pasado los años y no me faltan pliegues en la piel; el deseo me està comiendo, y quiero emprender ese viaje. Subirme al aviòn del juramento, y estrellarme en la primera constelaciòn que se me pegue la gana.
Carajo, que fallaste, y que lo perdiste todo. Que eres ahora uno de esos pobres diablos. Que fallaste, y te vas, cobarde: no saltaste la tabla, no aprendiste a jugar a las escondidas.
Carajo, Yafet.
Miedo a las alturas, llàmelo usted. En vez de mirar al piso, te perdiste con los ojos pegados al rey Rà. Y te has quedado ciego, Yafet, y ahora dime, ¿quièn te va a abrigar la mirada cuando te abrase el infinito?
La evolución está a dos cuadras.
Se quedó esperando. Las cruzó, sin miedo.

¿Cuándo vas a aprender de tus errores?
Aprendió de la peor manera. Aprendió de su costilla derecha.

Vámonos por la libre. A desarmar el caos. A menguar en los tropeles. Llévame contigo, cuélgame en la luneta, asfíxiame en los candiles, cocíname en tu esperanza. Acá todo es lo mismo sin ti, acá nada ha cambiado: acá la vida sigue sin encontrar la receta médica que le haga de verdad incentivar.
Nunca ha sido mucho pedir. Son pocas las veces que se me adhiere ese dolor de anabólico al manglar del pestañar. Nunca ha sido mucho pedir el despertar de la súplica y entrar a la incandescencia. Es un bien meditabundo. Es un mal entumecido.
Es una red promisoria que se rompe por el hilo más delgado.
Yo pensé que en cuanto te fueras, dejarías de chingar. Ya tuve suficiente, carajo: llegas y te vas. Tomas las llaves y te vas. Haces café y te vas. Levantas el auricular y te vas. Es de humanos equivocarse: miénteme una vez, y es tu culpa. Miénteme dos, y es la mía; así que te vas, buscando pretextos para hacerle al idiota fuera de esta puerta.
Tú tomas una copa y te vas. Tú ensayas esa cara de infancia derrocada al espejo, luego te vas. Ni siquiera un adiós, ya ni hablar de un hasta luego: es una concepción intransigente esto de seguirte los pasos, porque son profundas las montañas donde entierras esos surcos. Apenas y la gente se da cuenta que eres un punto disímil en el espacio: que si te marchas nadie lo advierte, cromagnón ingenuo, mi alfabeta pérfido. Si manchas de café las orillas de la mesa, qué más da; a seguir viviendo la supremacía, que no serás tan importante para creer poseer el lujo de la humanidad. Que la fama supervisa, que el infortunio desentraña.
Así que te vas. Discrimina, entonces, asfixia el derecho a sentirte bienaventurado en el palacio de caminos. Así que te vas de nuevo, Capitán. A mí no me engañas: los mares están solos, quédate este acorde a mi orilla.

La Vida

La vida no es más que un manojo de viejas heridas, de dolores de antaño, de cofres perdidos, de cartas en el baúl, de letras sin destino, de películas, fotografías, aviones perdidos, misiones sin rumbo. Pero ella no lo entiende. La vida es fácil.
La vida es bella, repite la niña entre silogismos. Y recoge el vestido con la hermosa convicción de perder la carne en pobres rezos. Y se calza las zapatillas, porque algo falta aquí y no son las viejas medias; porque algo falta acá, y falta en todos lados. Algo falta y la niña no encuentra ya.
La vida no entiende de máscaras, niña, porque vivimos en una pasión desprevenida, en un subibaja de ilusiones y azafranes. No te desdobles. La niña entierra la cara en los carmines, prepara la mesa para una entretenida función de promesas que se van. No son las zapatillas lo que cuesta: calzar un sentimiento nunca fue tan duro.
Reza, niña, que no hay nada más que hacer. Podrás apostar a ese no sé qué. Y no sé tú, niña: apuéstale a la derrota y verás cuánto territorio has de ganar.
La vida no es justa, dice la niña, se seca las lágrimas, se acomoda la mirada, se alisa el albedrío. El vestido va a caérsele de tanto y tanto almidón, los zapatos no pueden brillar con más venganza. Y allá en el mundo, el invierno se ocupa de doler hasta la pleura. Apuesta entonces; espera, con los ojos destrozados.
La vida es bella, es spleen, es necesidad.
La vida es una puta, ha dicho la niña. Y se ha quitado el vestido. Las zapatillas están rotas; la víscera se enciende, va cerrando de un portazo.
Algunas de estas entradas anteriores son de otros Blogs ajenos a mi persona, pero que tienen un buen contenido y vale la pena rescataelo por eso mismo

...

Uno piensa que la antelación es cuestión de predecir inmediatos finales felices. A uno le llega la memoria cuando ya no tiene recuerdos que valgan la pena ser estimados.
No cuenta saberse lúcidos por naturaleza. Existir no va a menguar el pecado del recelo, de la pasión por encontrar o ser encontrados. Ella permanece, insiste, delivera: el presente es más que una esfera de primeras impresiones. Esto atrae y corroe, pero habrá que resistir entonces, habrá que amarrarse bien las zapatillas para no caer en la tentación de dejar de ser fluviales.
Habrá que pensar, mujer, que si soñar es equivalente a dejar de lado temores falciformes, se pensará para un futuro empezar a rimar con el agua de alabastro; ha que la soledad punza como no otra, de lealtad impertinente y risa dolorosa. Ya ni el dolor, acá, se mete tan dentro de las uñas. Ya ni el amante encontró vocal precisa, ya ni el que odia precisó encontrar consorcio.
En un sueño enredadera, trama de verdades sin aval. Será escapar de una luna que mengua entristecida, desasirse de esta canción que desespero, soledad protagónica de muros.
Y tu fosa que suena y revolotea, y el fénix de alta mar que susurra entre tus letras: mírame, mírame ahora, que no queda tanta vida; es esta calvicie de miradas que me entierra de un zarpazo. Esta falta de entumidos cataclismos, de noches y lagunas, de sexual esperanza y olor a desterrado.
Al nomeolvides, al desazón: por esto que fue un lirio y que casi se cae de las aguas de tus dedos. De tus dedos. De tus dedos.
Aquí hay un eco de prosopopeya, allá un ínfimo querer de canela y aguamiel. Y dame tus manos, ave. Habrá cicatrices, pero contigo, de tus dedos...
Aquí hay un eco.

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...

Pero por sí misma, se veía de nuevo, mascada y escupida. Su voz era un hueco triste, sin mérito, indigno de ser recordado. Ella, sin embargo, recordaría siempre que esa misma voz vacío era la que había reptado un día de aquellos caminando por un pueblo de prismas.
Pero siendo ahora una copia exacta de los sueños, se miró las manos. Ha lamentado tener vicios a tan ilusoria edad; ahora los dedos amarillos compiten contra los moretones de las yemas a los trece, esa precisa satisfacción de hacerle el amor a las cuerdas afiladas del pobre Maktub escondido en el armario.
Pero sus pies ya no responden lo mismo. Ha crecido y ya su vida en círculos se va despedazando. Deja de fumar, carajo. Quiso escapar pero era tarde, las premisas no funcionan así; uno crece y ya no puede darse el lujo de pensar con los riñones. Uno crece. Carajo, niña, deja de fumar.
Aquí empieza a descuantificar las estrellas una por una, a hacer que la llama flote en el santificado nombre del océano. Aquí grita una rana absorta en los disparates que asesinan la fontana de aparatos. Las nimbus gritan disfrazadas en sonrisas viscerales, despedidas anacrónicas: así como el olor dulzón de la muerte, así como el sabor a café tostado de un hasta luego.
Ya no fumes, ya no.
Y no lo alcanzaba, nunca.

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Pensamientos

Todo era normal hasta que prendiste el televisor. Entonces encendiste el cigarrillo, no te gustaba el tabaco pero negabas eso de las malas influencias materiales. Siempre te dijiste sano: nunca te creí, estabas de por más insano.
Suficiente mal te llevaste entre las uñas. Lárgate ya.
La permeabilidad de los sueños, la distancia elástica, los autobuses donde tú ni existes, ni yo, ni el aire. Deconstruyes, a ciencia cierta recuerdas que te hace falta pasaporte: generación de diluvios aprisionantes, aquellas tardes tan huérfanas de ti. Tan frías las noches que faltabas a mi diestra.
Adjetivas al antojo: no entenderás de corazones a destiempo, corazón que espera, corazón al horno. El tuyo es puntual, el tuyo desespera.
Y en las clavijas los meses, en las cuerdas el pincel. No apremies, antagónico, que llegamos a la meta antes de tiempo. Lo de menos es frotarnos bien las córneas, lo de más será querer agolparnos los suspiros.
Quise correr sin pies, quise extender mis líneas más allá del lienzo. Pero este cosmos nos traga, esta visión nos empuja: cuánto peatón pierde la razón y las piernas de paso.
Hemos parado de repente; el tiempo corre, trota, el tiempo no se cansa.
He bosquejado una mirada sin precisión ni instrumento.

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Piensa

NO LE DIGAS A DIOS CUAN GRANDE ES TU PROBLEMA ,DILE A TU PROBLEMA CUAN GRANDE ES DIOS







Solo tu Luz Guiara mi Camino


UN POCO DE TIEMPO PARA DIOS:
Léelo solamente si tienes tiempo para Dios.

Déjame contarte, asegúrate de leer todo esto hasta
el final. Yo casi
borro este mensaje, pero fui bendecido cuando
llegué al final.

Importante: Léelo solamente si tienes tiempo para Dios.

Fácil Vs. Difícil

¿Por qué es tan difícil decir la verdad y tan fácil mentir?


¿Por qué tenemos tanto sueño en la iglesia, pero cuando termina el
Sermón repentinamente estamos tan despiertos?


¿Por qué es tan difícil hablar de Dios y tan fácil
decir cosas sucias?

¿Por qué es tan aburrido leer una revista
>>cristiana, y tan divertido
hojear una con contenido repugnante?

¿Por qué es tan fácil borrar mensajes de
Dios y re
enviar mensajes
sucios?

¿Por qué las iglesias y templos se vuelven más
pequeños mientras los
bares y discotecas crecen en tamaño?


¿Te das por vencido? Piensa si vas a re enviar este
mensaje o lo vas a
borrar.
Solo recuerda que Dios está observándote.

La rueda de la Oración - veamos a ver si el diablo
puede parar esta!

Esto es lo que la rueda significa. Cuando recibas
este mensaje di una oración por la persona que te lo envió...

Eso es todo lo que tienes que hacer. No hay adjuntos.

Es muy poderoso.

No pares esta rueda por favor...

De todos los regalos que podamos recibir, una
oración es el mejor.

Corazón sagrado de Jesús Cristo, clipart dibujos: para una cotización de la biblia para el cristiano sobre trampas, detractores malvadas (como Satan, espiritus, alcoholes malvados, conjuros, magia, brujas, brujería, yoga) de la creencia del cristianismo del plan del dios para nuestra salvación a través de Jesús Cristo.



>>No cuesta nada y trae maravillosas recompensas Dios
te bendice.

>>Que Dios te guarde y te bendiga.

Si esta frase no te eriza, nada lo hará. Este mensaje es
verdadero.
Espero que seas tan bendecido como yo lo fui al leer la siguiente historia
y aún así me pregunto cuánta gente lo borrará sin siquiera leerlo, sólo
por el título.



Un día Satanás y Jesús estaban conversando.


Satanás acababa de ir al Jardín del Edén, y estaba mofándose y riéndose
diciendo:

Si Señor. Acabo de apoderarme del mundo lleno de gente de allá abajo. Les tendí una trampa, usé cebo que sabia que no podrían resistir.
Cayeron todos!

¿Que vas a hacer con ellos? Preguntó Jesús.

Ah, me voy a divertir con ellos. Respondió
Satanás. Les
enseñaré como casarse y divorciarse, cómo odiar y
abusar uno del otro, a beber
y fumar y por supuesto, les enseñaré a inventar
armas y bombas para que
se destruyan entre sí. Realmente me voy a divertir!

¿Y qué harás cuando te canses de ellos? Le preguntó Jesús.

Ah, los mataré. Dijo Satanás con la mirada llena de odio y orgullo.

¿Cuánto quieres por ellos? Preguntó Jesús.

Ah, tu no quieres a esa gente. Ellos no
son buenos. ¿Por qué los querrías tomar. Tu los tomas y ellos te odian.
Escupirán a tu
rostro, te maldecirán y te matarán. Tu no quieres a esa gente!!
¿Cuánto? Preguntó nuevamente Jesús.
Satanás miró a Jesús y sarcásticamente respondió:

Toda tu sangre, tus lagrimas, y tu vida.

Jesús dijo
:
HECHO
!

Y así fue como pago el precio.




NOTAS:

No es curioso lo fácil que es despreciar a Dios y
luego preguntarse
por qué el mundo se está yendo al infierno

No es curioso cómo alguien puede decir 'Creo en Dios' y seguir a Satanás.


No es curioso que envíes miles de mensajes con
chistes a través del
correo electrónico, los cuales se riegan como pólvora, pero cuando empiezas a
enviar mensajes que se refieren a El Señor, la
gente lo piensa dos
veces antes de compartirlos?

No es curioso que cuando llegue el momento de re
enviar este mensaje, lo vas a dejar de enviar a muchas de las
personas que tienes registradas
en tu libreta de direcciones
pues no estás seguro(a) de lo que vayan a
pensar de ti.

No es curioso cómo la gente puede estar más preocupada de lo que los demás piensen de ellos que lo que piense Dios.

Oro por todo aquel que re envíe este mensaje a todos los destinatarios de la libreta de direcciones, ellos serán bendecidos por Dios de una
manera especial.

Envíenlo también a la persona que te lo envió.



QUE EL SEÑOR LOS BENDIGA GRANDEMENTE!!!!!.


YO LO ENVIO PORQUE NO ME AVERGUENZO DE CRISTO, Y QUIERO QUE TODO EL MUNDO SEPA QUE AMO CON TODO MI CORAZON, A AQUEL QUE MURIO POR MI, EN AQUELLA CRUZ........

Y TÚ: TE AVERGUENZAS DE CRISTO????????

domingo, 7 de marzo de 2010

Casualidades

Segundo día sin dormir y otra sacudida inesperada a mitad de la noche.

Por lo general, el sentimiento de frustración rasga nuestra realidad soterrando la inconsciencia más cercana a la felicidad, mina nuestras decisiones de una manera silenciosa, y constante. Pero a veces no. A veces, de hecho solo un par de veces o tres en la vida, en los casos en que el paciente no presenta patologías específicas, esa frustración debora el límite intentando ejercer de eximente, sacando lo mejor de cada uno de la manera más pura, más límpia, más animal. Es entonces cuando nos mostramos, cuando utilizamos la violencia para expresar lo que somos aunque entendamos que no nos lleva a ninguna parte.

Durante los siguientes venticinco años ella había cumplido resignada el papel de figura paternal y madre amantísima al tiempo. Cuidaba además a Pedro hasta en el último detalle, como queriendo devolverle el orgullo que ella misma le arebataba cada vez que decía que era una personita muy especial. Cada día le vestía cuidadosamente en un orden meticuloso mientras él le tocaba el pelo con una fuerza descontrolada y la mirada perdida. Pantalones perfectamente planchados, camisa de cuadros por dentro, americana al uso y bocadillo envuelto acompañado de zumo y sus correspondientes servilletas en la cartera de metal que su hermano le había traido de América y ala, a la plaza. Todo el mundo conocía a Pedro, cumplía de libro su figura en aquel pequeño pueblo de Ávila, y no había vecino que no le tuviera cariño.

Sebastián , por su parte, había hecho las veces de paladín de Pedro, cualquier niño que se metiera con él sabía que tendría problemas con su hermano Sebas. Su constitución física evidentemante más pequeña que la de Pedro nunca le resultó un problema para ganarse cierta fama. Mientras estuvo en el pueblo, claro. Después las cosas cambiaron. Pedro siempre estuvo presente mientras Sebas creció, estudió en Madrid y se marchó a Estados Unidos a especializarse en patologías psicológicas irreversibles. De alguna manera Sebas también estuvo presente mientras Pedro crecía.

Llegado el momento, Sebas conoció a una colega brillante y se casó. Su trabajo como investigador y teórico en su campo le permitió volverse a vivir al pueblo, y ella estaba encantada con la tranquilidad que le ofrecía Ávila. Por otro lado su madre no podía esperar un final mejor para su hijo, y tenerle tan cerca le regalaba un tiempo del que nunca había dispuesto ya que Pedro pasaba la mitad del tiempo en casa de su hermano, jugando con su cuñada y enseñándole Castellano. Ella había pensado que era buena idea que Pedro la ayudara a mejorar el idioma y con algunas cosas en la casa, que le haría sentirse útil a sus cuarenta y tres años, y la verdad es que últimamente estaba más estable. Pedro y ella pasaban mucho tiempo juntos incluso se quedaba a dormir a veces. A ella también le tocaba su pelo negro de cuando en cuando.

Aquella tarde Sebas acompañó a su madre a un pueblo cercano para mirar una cama eléctrica de las que levantan la mitad, tras una semana de negociaciones con ella para que comprendiera que le sería más cómodo, que no era una lisiada y que podía valerse por si misma, pero que le sería más cómodo. Los veinte minutos que les separaban del otro pueblo se los pasaron contando anécdotas de cuando Pedro y él eran jóvenes, de lo bien que lo pasaban juntos jugando al escondite, de lo que costaba encontrar a Pedro y de el conejo negro que tenía que no dejaba dormir a nadie. De aquel conejo Sebas casi ni se acordaba y el recuerdo le dejó un sabor de boca extraño que cerró la conversación. Al salir de la tienda Sebas llamó a su esposa para saber si necesitaba algo del supermercado pero ella no respondió al teléfono.

Treinta minutos más tarde, y tras dejar a su satisfecha madre en su portal, Sebas abrió la puerta de su casa encontrándose a Pedro con una taza de café caliente, la mirada más consciente que le recordaba y una sonrisa socarrona.
--¿Te acuerdas cuando jugabamos de pequeños en el patio? ¿lo que te costaba encontrarrme?
Sebas se asustó, no era normal toda aquella elocuencia y tranquilidad.
-- Hola hombre, parece que hoy toca recordar. – Mientras se encaminaba hacia el estudio.
-- Recuerdo una noche que me escondí debajo la mesa vieja de papá para que si venía mamá por la noche no le hiciera nada a mi conejito. Pero no vino. Anoche también me escondí, estábais haciendo mucho ruido, no podía dormir. Le encanta que la llames conejito ¿verdad?

Sebas apenas prestó atención, estaba desgarrando lentamente la bolsa de plástico que tenía su esposa en la cabeza. Sin llorar, sin gritar, comprendiendo exactamente lo que pasaba y recordando haber escrito más de un artículo sobre ello.

Extraido de:
http://a-bocajarro.blogspot.com

El Sobre de Gus

Recibí un sobre de Gus. Hacía días que no me contaba lo mal que le iba todo. A menudo me decía que le dolía el espíritu, que nunca era de día y que el cielo nos engañaba con su claro azul para que sonriésemos, pero que seguía siendo permanentemente de noche. La noche eterna. Una noche sin estrellas, una noche vacía de luna. Yo nunca le creía, yo quería que el cielo fuera azul clarito; es más cómodo. Me decía también que el mar era negro, negro e infinito, y angustioso y que su color oscuro se reflejaba en el cielo, pero que ese sol que acabaría desapareciendo lo aclarecía un poco, modificando su color de negro infinito a azul oscuro. Me decía también que ese azul oscuro del cielo de día era el color de la tragedia, de la tragedia humana, de la desazón vital, de la sensación de sentirse insignificante, mortal y sin Dios en un momento en el que daba la sensación que el cemento del suelo siempre sería gris. Ah sí, es que esto no es todo, había mandado más de cinco cartas al Ayuntamiento pidiendo, probablemente exigiendo, que pintaran de una vez el color del suelo de Barcelona porque, de no ser así, el mundo ─ la sociedad ─ caería en un espiral amargo muy muy pero que muy gris, gris como el cemento.

El sobre de Gus era azul. De ese azul tan hondo del mar. Sólo tenía escritas nuestras direcciones y nuestros nombres. Dentro venía un papel en blanco y unas tijeras. Lo abrí, cogí las tijeras y corté el papel en dos partes asimétricas que, ajuntadas de nuevo, parecían dos siameses deformes. No sé por qué lo hice, ni para qué. Tampoco así logré entender el mensaje. Mi hermana mayor, Lauri, y yo intentamos descifrar el mensaje durante toda la tarde; no hallamos respuesta alguna que fuera mínimamente coherente. No tenía que serlo.

Llamé a Gus: “el número al que llama está apagado o fuera de cobertura en este momento, inténtelo más tarde”. No quise intentarlo más tarde porque me supo mal el tono en que lo decía esa voz prepotente. Probé al fijo: Gus ya había cogido el vuelo hacía Burgos. ¿Qué vuelo? Tardaría cinco meses y catorce días en volver.

Caí en la cuenta de que si el sobre era azul oscuro significaba tragedia. ¿Pero qué tragedia? Las tijeras significarían algo así como cortar y el papel en blanco era lo qué cortaba. ¿Era ese papel símbolo de lo perdido? ¿O era símbolo de su ahogada vida? Tres meses después pensé que quizás yo era ese papel.

Resulta que Gus volvió antes de ayer con su maleta azul marino. Picó al timbre de mi puerta. Tardé cuatro minutos en abrir. Él aprovechó para descansar en el rellano, sentado en un escalón del color del granito. Cuando se levantó le abrí. Nos miramos antes de darnos ese beso extraño que se dan los enamorados cuando no saben si deben seguir su instinto o apartarse. No hablamos nada. Dejó su maleta en el recibidor, me dirigió hacia el sofá. Nos sentamos. Abrió la botella de vino que había comprado hacía un año y que nunca habíamos llegado a probar. Sorbo a sorbo, nos bebimos dos copas. Seguimos callando: él mirándome a los ojos, yo escondiendo mi mirada de miedo y sorpresa. Se acercó todavía más y aprovechó que tenía la boca aun levemente abierta por el asombro para introducir su lengua y moverla en un remolino estruendoso. Estuvimos bailando un vals muy lento y seguimos el baile en la habitación: él bailaba su lengua en mi entrepierna, yo hacía bailar mis senos en su tez.

Nos dijimos adiós con los ojos. Cuando ya había cerrado la puerta y había echado a andar por el pasillo, vi dos sobres deslizarse por el suelo del recibidor. Venían de detrás de la puerta. Abrí el que tenía el número uno, esta vez no era azul negruzco, era blanco, y dentro se disculpaba por el sobre de hacía cinco meses, y me decía que yo merecía otro sobre más especial, y que abriese el número dos. Lo abrí. Dentro había unas tijeras rotas y muchísimos trocitos de papel enganchados con celo grueso en una tira de unos veinte centímetros. En este sobre también había un papel, me decía que si yo no había conseguido entenderlo a él, ¿quién iba a hacerlo? Me dijo que no volvería a romper conmigo con un símbolo que yo pudiera no saber interpretar. ─ ¿Qué yo pudiera no saber interpretar? ¡Si era imposible!─.

Entonces caí en la cuenta de lo qué había pasado. Quise, desde mi ingenuo corazón, pensar que quiso enviarme un mensaje indescifrable para tenerme entretenida y así no hacerme daño, pero no pude. Me sentí una marioneta tirada a la basura y recuperada del contenedor. Me acerqué corriendo al balcón, lo conocía demasiado como para saber que estaba mirando desde la calle los geranios de mi terracita con cara de simulada indiferencia (esto es a menudo un rasgo inconsciente) pero con un dolor tremendo en el pecho. Estiré el brazo y lancé la colilla del cigarro que se me había consumido entre los dos dedos. Luego estiré el otro brazo y solté los tres sobres, el de hacía ya cinco meses y los de aquel día, y cayeron nueve pisos abajo. Bueno, no voy a mentiros, aunque no quiero que penséis que soy algo frívola: la verdad es que los lancé de la misma manera que el Discóbolo soltará un día de estos ese disco que lleva tantos siglos agarrando y que no para de girar sobre sí mismo preparado para llegar al espacio y atravesar un planeta en una grieta iracunda.

El caso es que de Gus nunca más volví a saber nada.

Extraido de:
http://a-bocajarro.blogspot.com

Ubuntu Cambia logo y Aspecto




Ubuntu y en general, todas las distros de Linux han basado desde siempre su buen rendimiento y estabilidad, en gran parte a la simplicidad visual. Pero esto no es suficiente para acercar a esta plataforma a un usuario más convencional.

Por ello, Ubuntu cambia de logotipo y de aspecto visual gracias al nuevo tema Light. Un nombre que según sus creadores hace referencia a la calidez y claridad que debe de mostrar el Escritorio.

Realmente, los cambios que ha recibido Ubuntu tampoco son tantos y tan novedosos, pues desde hace algún tiempo ya se viene copiando en varios rasgos la interfaz de Mac OS X, el sistema operativo de Apple.


Pienso que esto tampoco es malo, Pero tampoco es bueno que se parezca en tanto.

Veremos que pasara

No escribia

Hola queridos lectores, bueno como ven hace un buen tiempo que ni me aparecía por el blog, el motivo es que el agosto pasado del 2009, para ser mas exacto el día 14 me case. (Por suerte).

Luego de un poco de esperas y un poco de complicaciones.
Bueno como ven acá ando de nuevo para dejarles comentarios o textos de temas de todo tipo, tanto relevantes o no tanto.

Bueno acá dejo este comentario y desde ya Gracias.

Tenerte y no estar a tu lado

Esta inmensa soledad que me invade.
Esta soledad que siento por ti.
Por una Soledad, me siento en soledad.
Que hare con mis ojos?

Que hare con ellos que no veo la luz
de los tuyos. que hare de mi.
Que are si al final no somos tu y yo?
Como vivir sin tu pelo? tu dulce boca?

Tus caricias, que hare sin ellas. La vida
me condena y esta es la peor condena.
Quien me quitara esta condena?
Ni lo se, no lo se.

Seguire viviendo?....

La Luna - 6 de marzo de 2010

Como desde hace un fin de semana estoy haciendo de Dj en La Luna, Ecilda Paullier. En el día de ayer estuvo bastante movido. Ya que se esperaba una noche mas tranquila resultando todo lo contrario. Se planificaba que las bebidas alcanzaran también para el día domingo o sea esta noche. Lo cual no fue así.

Cabe decir que fue una noche bastante movida y que gran parte de la gente acepto la idea de divertirse un buen rato y sanamente. Estuvo bueno.

Salvo como en todo baile y mas en este pueblo siempre hay alguien que quiere dar la nota, haciendo líos, por ejemplo llegada las cuatro de la mañana al no quedar bebidas se dio por finalizado el baile.

Esto provoco hechos que no es preciso comentar.

Haber si apoyamos al pueblo en vez de hundirlo, Vamos Gente!!!!