La evolución está a dos cuadras.
Se quedó esperando. Las cruzó, sin miedo.
¿Cuándo vas a aprender de tus errores?
Aprendió de la peor manera. Aprendió de su costilla derecha.
Vámonos por la libre. A desarmar el caos. A menguar en los tropeles. Llévame contigo, cuélgame en la luneta, asfíxiame en los candiles, cocíname en tu esperanza. Acá todo es lo mismo sin ti, acá nada ha cambiado: acá la vida sigue sin encontrar la receta médica que le haga de verdad incentivar.
Nunca ha sido mucho pedir. Son pocas las veces que se me adhiere ese dolor de anabólico al manglar del pestañar. Nunca ha sido mucho pedir el despertar de la súplica y entrar a la incandescencia. Es un bien meditabundo. Es un mal entumecido.
Es una red promisoria que se rompe por el hilo más delgado.
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