BS

Búsqueda personalizada

miércoles, 10 de marzo de 2010

La Vida

La vida no es más que un manojo de viejas heridas, de dolores de antaño, de cofres perdidos, de cartas en el baúl, de letras sin destino, de películas, fotografías, aviones perdidos, misiones sin rumbo. Pero ella no lo entiende. La vida es fácil.
La vida es bella, repite la niña entre silogismos. Y recoge el vestido con la hermosa convicción de perder la carne en pobres rezos. Y se calza las zapatillas, porque algo falta aquí y no son las viejas medias; porque algo falta acá, y falta en todos lados. Algo falta y la niña no encuentra ya.
La vida no entiende de máscaras, niña, porque vivimos en una pasión desprevenida, en un subibaja de ilusiones y azafranes. No te desdobles. La niña entierra la cara en los carmines, prepara la mesa para una entretenida función de promesas que se van. No son las zapatillas lo que cuesta: calzar un sentimiento nunca fue tan duro.
Reza, niña, que no hay nada más que hacer. Podrás apostar a ese no sé qué. Y no sé tú, niña: apuéstale a la derrota y verás cuánto territorio has de ganar.
La vida no es justa, dice la niña, se seca las lágrimas, se acomoda la mirada, se alisa el albedrío. El vestido va a caérsele de tanto y tanto almidón, los zapatos no pueden brillar con más venganza. Y allá en el mundo, el invierno se ocupa de doler hasta la pleura. Apuesta entonces; espera, con los ojos destrozados.
La vida es bella, es spleen, es necesidad.
La vida es una puta, ha dicho la niña. Y se ha quitado el vestido. Las zapatillas están rotas; la víscera se enciende, va cerrando de un portazo.

No hay comentarios: