BS

Búsqueda personalizada

miércoles, 10 de marzo de 2010

¿No te pasa que perdès el corazón?
Me bajé del escenario, niña. Apenas me alcanzó un soplo para cantarte la de siempre, la que tanto te gustaba escuchar cuando poníamos a secar los pies a la chimenea. Yo era un pobre diablo, tú una provinciana de pinta.
Me bajé del escenario, y perdí el corazón. Abajo me quedaste tú y una botella de tequila, otra de ron. Una cerveza, dos cervezas calientes más tarde. Hay respuestas: tú cerraste entonces, pero yo tenía la llave. Sabes que estoy borracho, que no soporto tu instinto a las lechugas, que en cualquier momento vengo y te como el alma. Te devoro, pueblerina, y ¿qué vas a hacer contra eso?
Me bajé del escenario, y te imaginas acaso lo necesario que es sacarse los ojos cuando todo el mundo se ha dado cuenta que ésa mi mujer es imagen divergente de hoy a siempre. Pobre intermitente, me gritan desde la barra. Y a arañar más fuerte los acordes, a desnudar de un grito el desarme digital. Me bajé del escenario, me subí al avión. Quién sabe a dónde voy a parar: este viaje es mejor hacerlo solo, canté por última vez. Te llevo en las maletas y en la partición del imperativo. Te llevo guardada en una fotografía a ciegas, en tu suburbana tempestad, en los tornillos y las tuercas. Te llevo bien doblada en mi cartera, así las promesas se cumplen, y quién sabe. Tal vez volvamos a encontrarnos, tal vez empecemos a vivir.
Pero una vez más, niña: ¿No te pasa que perdés el corazón?

No hay comentarios: